Patologías
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Epilepsia, la patología
¿Qué es la epilepsia?
La epilepsia es una enfermedad neurológica crónica causa por alteraciones en la actividad eléctrica del Sistema Nervioso Central. Éste mal funcionamiento provoca las conocidas como crisis epilépticas.
Puede afectar a cualquier persona, pero para que se diagnostique como tal hay debe haberse presentado más de una crisis. Las crisis epilépticas se originan porque las neuronas (células cerebrales) sufren cambios fisiológicos los cuales pueden afectar a funciones como el movimiento o el comportamiento.
Pero son muchos los tipos de crisis y síndromes epilépticos que existen y las convulsiones no son el único síntoma de la enfermedad.
Es una enfermedad que con un buen diagnóstico y con un tratamiento adecuado puede controlarse en un alto porcentaje de casos.
¿Cuántas personas tienen epilepsia?
La epilepsia es uno de los trastornos neurológicos más frecuentes. 50 millones de personas en todo el mundo padecen epilepsia.
Aproximadamente el 5-10% de la población experimentará una crisis a lo largo de su vida y hasta un 20% de estos tendrán crisis repetidamente.
Signos y Síntomas
Las crisis epilépticas duran minutos o segundos y se producen de forma repentina e inesperada. Los signos o síntomas dependerán de la zona cerebral donde se origine la crisis y de la propagación de la actividad epiléptica a otras áreas cerebrales.
Por tanto, pueden causar:
- Rigidez y sacudidas incontroladas de una o más partes del cuerpo (como brazos y piernas), si la descarga afecta al área cerebral responsable del movimiento.
- Auditory and visual disturbances.
- Alteraciones auditivas y visuales.
- Pérdida del conocimiento.
- Aturdimiento
- Caminar sin rumbo.
- Hablar de manera confusa.
- Mover la boca como si se estuviera masticando.
Subtipos
Tipos de crisis epilépticas
Una crisis epiléptica tiene lugar cuando de forma inesperada y transitoria hay síntomas y/o signos debidos a una descarga neuronal anormal excesiva.
El primer paso para tipificar las crisis epilépticas consiste en clasificarlas en tres grupos principales: crisis de inicio focal, de inicio generalizado o de inicio desconocido.
1.- Crisis focales
Estas crisis son aquellas que se inician en un parte determinada del cerebro. Pueden quedar localizadas en esa zona o bien propagarse a otras áreas cerebrales.
Las crisis focales pueden ser:
- Crisis focales sin alteración de conciencia: cuando no se produce una alteración del nivel de conciencia, respondiendo la persona a estímulos externos.
- Crisis focales con alteración de la conciencia: en este tipo de crisis se pierde el conocimiento y puede darse la sensación de que se está en trance. Se produce una repetición sin querer de ciertos movimientos.
- Crisis focales motoras: que produce movimientos involuntarios de diferentes partes del cuerpo.
- Crisis focales no motoras: que no produce movimientos involuntarios de diferentes partes del cuerpo.
- Crisis focales con progresión a actividad tónico-clónica bilateral: comienza como una crisis parcial, en una parte del cerebro, y se extiende al resto convirtiéndose en una crisis generalizada
2.- Crisis generalizadas
Este tipo de crisis epiléptica afecta a todo el cerebro desde el inicio y provoca la pérdida de conocimiento.
Puede manifestarse de diferentes formas y las más habituales son las siguientes:
- Crisis generalizadas motoras: que produce movimientos involuntarios de diferentes partes del cuerpo. Esta a su vez podrá ser, entre otras:
- Crisis tónico-clónicas: se inician con la rigidez de las extremidades (fase tónica) y después las distintas partes del cuerpo empiezan a agitarse bruscamente y de forma involuntaria (fase clónica). Como consecuencia se pueden provocar caídas bruscas, mordedura de la lengua u orinarse.
- Crisis mioclónicas: son sacudidas breves y bruscas de las extremidades. Duran muy pocos segundos, y a menudo pasan desapercibidas.
- Crisis atónicas: los músculos de todo el cuerpo se relajan. Como ocurre de forma tan repentina la persona cae al suelo. Pueden producirse lesiones, hacerse heridas y golpes graves en la cabeza.-
- Crisis tónicas: tras una pérdida repentina de conciencia, los músculos de todo el cuerpo se ponen rígidos durante unos segundos, aunque ocasionalmente puede prolongarse unos minutos.
- Crisis generalizadas no motoras: que no se acompañan de movimientos involuntarios de diferentes partes del cuerpo. Dentro de este grupo están a su vez las:
- Crisis de ausencia: la mirada se mantiene fija en un punto concreto y se pierde el conocimiento. Cada episodio dura unos segundos y la persona se recupera como si nada hubiera pasado. Como suelen ser tan breves es difícil apreciarlas. Es más frecuente en niños que en adultos.
3.- Crisis de inicio desconocido
Tipos de epilepsia
El segundo nivel es el de clasificación del tipo de epilepsia, que incluye cuatro categorías: epilepsia focal, epilepsia generalizada, epilepsia combinada generalizada y focal (con crisis focales y crisis generalizadas) y epilepsia desconocida (cuando la información disponible es insuficiente para su clasificación).
Este tipo de clasificación responde al hecho de que muchos tipos de epilepsia pueden tener varios tipos de crisis. El diagnóstico, en todos los casos, se hace sobre el terreno clínico, con apoyo de los hallazgos electroencefalográficos.
Síndromes epilépticos
Los síndromes epilépticos son un conjunto de síntomas que incluyen crisis de epilepsia y que se agrupan en función de unos signos y patrones comunes como la edad de aparición. En este caso hay cinco grupos de síndromes epilépticos:
- Epilepsia con Ausencias Infantil.
- Epilepsia con Ausencias Juvenil.
- Epilepsia Mioclónica Juvenil.
- Epilepsia con Crisis Generalizadas Tónico-Clónicas Solamente
- Epilepsias Focales Autolimitadas.
Síndrome de Lennox-Gastaut
Es una enfermedad neurológica rara que aparece en la infancia. Es una de las formas más graves de epilepsia. A menudo se acompaña también de retraso psicomotor, con dificultades de aprendizaje, pérdida de memoria y alteraciones de los movimientos.
Se caracteriza por episodios frecuentes de crisis y por la diversidad de las mismas.
Causas
La epilepsia idiopática, es decir, aquella en la que se desconoce la causa, es la forma más frecuente.
Por otro lado, está la epilepsia secundaria o sintomática que puede producirse por distintos motivos:
- Daño cerebral causado por lesiones antes de nacer o inmediatamente después (por ejemplo, asfixia o traumatismos durante el parto, bajo peso al nacer, etc.).
- Malformaciones congénitas o alteraciones genéticas con malformaciones cerebrales asociadas.
- Traumatismo craneoencefálico grave.
- Accidente cerebrovascular, el cual limita la llegada de oxígeno al cerebro.
- Infecciones cerebrales, como la meningitis y encefalitis.
- Determinados síndromes genéticos.
- Tumores cerebrales.
Tratamientos
Hoy en día, el objetivo del tratamiento es disminuir la frecuencia de las crisis y mejorar de forma global la calidad de vida de la persona con epilepsia.
Tratamiento farmacológico
El tratamiento farmacológico es seleccionado por el médico teniendo en cuenta el tipo de epilepsia que sufre el paciente, así como sus características (sexo, edad, peso, si sufre otras patologías…).
El médico elige el fármaco para intentar tratar el síndrome epiléptico que sufre su paciente, pero si éste es desconocido lo hace en base al tipo de crisis epiléptica que sufre.
Es muy importante la elección del primer fármaco antiepiléptico ya que se administra normalmente durante años. Basándose en la experiencia, el tratamiento con un solo fármaco suele ser efectivo para el control de las crisis epilépticas, lo que se conoce como monoterapia. Además, favorece el cumplimiento de las dosis y tomas por parte del paciente y disminuye el riesgo de los efectos adversos. Aunque a veces es necesario usar varios fármacos para controlar la epilepsia.
Existen fármacos antiepilépticos de primera, segunda y tercera generación. Los primeros, suelen interactuar con otros fármacos antiepilépticos y con otro medicamentos; sin embargo, la evolución en la investigación médica está permitiendo que los de nueva generación presenten cada vez menos interacciones o ninguna con el resto de los fármacos antiepilépticos.
Pero cada fármaco tiene sus indicaciones, contraindicaciones y efectos secundarios.
Supresión del tratamiento antiepiléptico crónico
Más de 60% de los pacientes con epilepsia con tratamiento antiepiléptico presentan un periodo prolongado en el que remiten sus crisis epilépticas. La decisión entonces de retirar dicha tratamiento en estos pacientes conlleva una evaluación tanto de los beneficios como de los riesgos.
Entre los beneficios se encuentra evitar los posibles efectos adversos del tratamiento crónico, especialmente importantes por su impacto en la infancia. En las mujeres en edad fértil, pueden influir en la efectividad de los anticonceptivos orales y conllevar malformaciones en el feto.
En cuanto a los riesgos, las personas adultas pueden sufrir una recaída que aumente la probabilidad de sufrir traumatismos severos, pérdida del carné de conducir o del trabajo, etc.
Se sabe además que el riesgo de que vuelvan a aparecer las crisis es mayor entre el año y los dos años después de la retirada del tratamiento y que sufren más recaídas los que están libres de tratamiento que los pacientes que continúan con él.
Para valorar el riesgo de estas recaídas, los médicos tienen en cuenta el origen de la epilepsia y el síndrome epiléptico que sufre. Así como los siguientes factores:
- Estar libre de crisis epilépticas durante 2 y 5 años tras el tratamiento con fármacos antiepilépticos
- Que sus crisis sean parciales o crisis generalizadas tónico-clónicas
- Que el examen neurológico/coeficiente intelectual sea normal
- Y que el electroencefalograma se haya normalizado con el tratamiento.
Si se cumplen estos requisitos, por la experiencia registrada, se puede esperar una retirada del fármaco antiepiléptico sin aparición de nuevas crisis en un 69% de los niños y un 61% de los adultos.
No obstante, las guías de práctica clínica recomiendan que se informe al paciente de estos riesgos y beneficios antes de tomar una decisión final.
Tratamiento no farmacológico
Quirúrgico
La cirugía de la epilepsia es la opción a tener en cuenta en las personas que no responden al tratamiento con fármacos antiepilépticos.
Sobre todo, se pueden beneficiar de la cirugía las personas con epilepsia focal resistente a fármacos, especialmente las que están causadas por una lesión (infarto, malformaciones, etc.).
El objetivo de la cirugía consiste en extirpar el área epileptógena o zona del cerebro donde se originan las crisis. Los mejores resultados se obtienen en personas con lesiones bien definidas en los estudios de neuroimagen.
Dada la complejidad de la intervención es muy importante seleccionar adecuadamente a los pacientes y que se realice en unidades especializadas multidisciplinares.
Estimulador del nervio vago
Esta técnica consiste en estimular por impulsos el nervio vago izquierdo. Para conseguirlo se coloca un generador programable, de un tamaño parecido al de un marcapasos cardíaco, en la pared torácica mediante una sencilla intervención quirúrgica.
El generador se activa a las dos semanas tras la implantación para permitir la curación de la herida. El mismo envía señales eléctricas de forma regular al nervio vago.
El estimulador del nervio vago está indicado para pacientes mayores de 12 años con epilepsia refractaria de inicio focal, que no se pueden beneficiar de la cirugía de la epilepsia. Ayuda a reducir el número de crisis.
Dieta cetogénica
El objetivo de esta dieta es consumir alimentos que puedan ayudar a controlar las crisis. Se basa en una dieta rica en lípidos (grasas) y pobre en hidratos de carbono (azúcares).
Existen diferentes tipos de dietas cetogénicas. Su realización y supervisión debe ser hecha por nutricionistas. Y para su inicio hay que ser hospitalizado ya que se va introduciendo poco a poco durante tres días para ver cómo reacciona el cuerpo.
Además del seguimiento continuado por el neurólogo o neuropediatra, es imprescindible la colaboración del endocrinólogo.
En algunos tipos de epilepsia, especialmente en niños, se ha demostrado su eficacia.
El paciente epiléptico
Urgencias en crisis epilépticas
Sin antecedentes de crisis
Cuando se produce la primera crisis hay que llamar o acudir a un Servicio de Urgencias para hacer un diagnóstico y administrar el tratamiento adecuado.
Es importante:
- Intentar mantener la calma y evitar aglomeraciones alrededor de la persona.
- Observar las características de la crisis para informar después de todo ello al médico.
- Mirar el reloj para tener en cuenta la duración de la crisis.
- Tumbar a la persona en el suelo, de lado y con la cabeza más baja que el resto del cuerpo para facilitarle la respiración.
- Quitar de su alcance objetos con los que pueda golpearse y lesionarse.
- Evitar que se golpee la cabeza o sufra caídas bruscas.
- No intentar sujetarle para detener las convulsiones.
- No intentar abrir la boca, ni introducir ningún objeto en ella.
- Permanecer a su lado hasta que recobre la conciencia.
El paciente con epilepsia
Las personas adultas con epilepsia pueden llegar a saber cuándo están empezando a sufrir una crisis epiléptica, pero en niños suelen ser las personas del entorno las que pueden reconocerlas.
En caso de crisis, sobre todo las más peligrosas, como las generalizadas, hay que garantizar una atención correcta del paciente y evitar lesiones durante la misma:
- Tumbar al paciente de lado.
- No meterle ningún objeto en la boca.
- No inmovilizar a la persona por la fuerza durante la crisis.
- Desabrocharle la ropa si es ajustada.
- Quitarle las gafas y otros objetos que puedan dañarle.
- Dejar que se recupere después de la crisis.
- En caso de que la crisis dure más de 5 minutos, a pesar de la administración de medicación, el periodo de recuperación tras la crisis sea muy prolongado (más de una hora) o haya sufrido alguna lesión es necesario acudir a Urgencias.